No cotices y te llamarán ladrón, evade millones y serás un hombre de negocios

“La tarjeta sanitaria le corresponde a los españoles” Ana Mato, ministra de Sanidad.

Se sabe que una medida es populista cuando se escucha a un político repetir la misma sandez, con el mismo grado de incoherencia, que se ha escuchado muchas veces en la cola del autobus o en la barra de un bar. Me refiero a la justificación que se ha dado a propósito de la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes indocumentados. Una medida que, no me cabe duda, persigue el efecto de generar simpatías entre una buena parte de la población que practíca el muy humano deporte de echar la culpa de los problemas y las dificultades a los más desgraciados. Desde luego, de entre las multiples medidas de austeridad que se han tomado en los últimos meses, el reducir la demanda de las consultas médicas para saturar las urgencias me parece de las menos eficientes.

El caso es que gran parte de los nacidos en los límites del Estado español verán con muy buenos ojos la medida. Al fin y al cabo, y como ha defendido el gobierno, una persona que no cotiza en la seguridad social, como es un inmigrante ilegal, no puede tener derecho a nuestro sistema sanitario. Pero el caso es que los inmigrantes ilegales han sido y, si tienen mucha suerte, siguen siendo trabajadores cuyos empleadores si que pagan impuestos. Trabajo negro que, como cualquiera sabe, es una pieza fundamental de nuestro sistema económico y la norma en determinados subsectores. Porque si los inmigrantes no contribuyen tampoco lo hacen los trabajadores nativos de la enorme economía sumergida que existe en este país, y que va a crecer en el futuro, no quepa duda. Así que supongo que el problema de nuestro sistema sanitario es el inmigrante ilegal africano que, por falta de trabajo, no puede ganarse la vida de otra forma que vendiendo clinex y que se atreve a acudir a la sanidad pública cuando está enfermo. Pero aquí también podríamos incluir a los parados que han acabado su prestación (y que no son pocos) o incluso de los jóvenes que no han trabajado y que no tienen perspectivas de hacerlo, dadas las circunstancias. Esos tampoco contribuyen.

No obstante, si hablamos de no pagar impuestos y de no cotizar, deberíamos atender también a los seiscientos y pico millones de euros que deben los equipos de futbol a la seguridad social. Pero claro, a los grandes evasores se les pone un puente de plata. No en balde, al mismo tiempo que se les quita el derecho a la asistencia médica a los no cotizantes se dicta una anmistia fiscal para los grandes evasores. No cotices y te llamarán ladrón, evade millones y seras un hombre de negocios. Ahora podemos estar satisfechos, y espero al menos no tener que escuchar más a nadie quejarse de los inmigrantes que saturan la consulta del médico.